Marcó Víctor Casadesús, una cuestión que comienza a dejar de convertirse en noticia ante la reedición de goles obtenidos por el atacante balear durante el desarrollo de la actual presente, pero el partido fue de Ivanschitz. El futbolista centroeuropeo fue sinónimo de peligro durante el total de los noventa minutos. Apareció por todos los costados del terreno de juego para enturbiar la paz espiritual de los defensores locales. Ivanschitz asume un nuevo rol sobre el verde. Y además lo hace encantado. Quizás se siente más liberado de tareas exclusivamente defensivas y puede posicionar su lente sobre las inmediaciones del arco rival. U en ese punto del rectángulo de juego puede llegar a ser letal. El jugador tuvo las llaves de la confrontación. Trazó infinidad de pases sobre la llegada desde atrás de sus compañeros, percutió por el perfil izquierdo el ataque azulgrana y rozó el gol en dos acciones de estrategia. En la primera ocasión estrelló el balón en el poste. Minutos después exigió lo mejor del arquero local. Y preludió el gol de Casadesús tras botar el saque de esquina que finalmente remató el atacante de las Islas Baleares.

Entre Ivanschitz y Casadesús cocinaron un triunfo que sigue reforzando el estado mental y anímico de un colectivo que atraviesa por una fase de continuado crecimiento. Las victorias no reportan excesivas prebendas por estas fechas. No alimentan el granero a base de puntos, pero sí que marcan coordenadas y sobre todo actúan de contrafuerte de las cimbras que se están constituyendo en la coyuntura por la que circunda un Levante de nuevo cuño tras el aterrizaje en el banquillo de José Luis Mendilibar. Hay aspectos que parecen irrenunciables y que el Levante supo plasmar sobre el feudo de una sociedad que concluyó el campeonato de la regularidad anterior en quinta posición en el marco de la Eredivisie. La presión más avanzada es un componente que no se negocia en el ideario que presenta el técnico vasco.

Y fue esa presión en algunos instantes asfixiante, que exige un nivel de concentración supino, puesto que demanda un trabajo global y en cadena entre las líneas que se ubican sobre el campo, la que fue haciendo que el duelo cayera del bando azulgrana. La escuadra de Mendilibar hizo del orden una prioridad básica para negociar el sentido de la confrontación. Desde ese prisma, se comportó como un bloque jerarquizado y con una estructura sólidamente establecida sobre el verde. No hubo pasos en falso. Cemento armada en la retaguardia, músculo pretoriano en la línea de medios y pura fantasía cuando el balón cae en los pies de Andreas Ivanschitz.

El jugador austriaco reivindica galones en esta etapa inicial en el ecosistema blaugrana. Lo cierto es que sus actuaciones son meritorias y preludian emociones fuertes para el ejercicio de Liga que se presagia. Y por delante Casadesús, un jugador indetectable para su adversarios cuando decide pisar el área contraria para manifestarse en la acción decisiva que anuncia el gol. En Heerenveen sumó su quinta diana en su cuenta personalizada. Es el goleador del verano desde un prisma azulgrana. Y la génesis del gol denuncia esa tendencia que presenta para esconderse y surgir de la nada para azotar la meta contraria. Casadesús ingresó en el área, se ocultó entre la jauría de jugadores que se congregaban en ese espacio y emergió para certificar una nueva victoria que confirma que la progresión que experimenta el bloque que conduce el preparador vasco.   

Alineaciones

Heerenveen: Nordfeldt, Van Anholt, Marzo, Ziyech, Van Aken, De Roon, Sinkgraven, Slagveer, Uth, Van Der Berg y Buijs. También jugaron Rataila, Thorsby, Dalgaard, Wildschut.

Levante: Javi Jiménez, Iván, Vyntra, Navarro, Juanfran, Sissoko, Simao, Xumetra, Ivanschitz, Casadesús y Morales. También jugaron Camarasa, El Zhar, Nong y Kike Torrent.

Árbitro: Eric Braamhaar.

Goles; 0-1. M. 57. Casadesús.