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Cómo nos financiamos

Somos una organización independiente: evaluamos libremente las necesidades de las poblaciones en crisis y decidimos también libremente qué asistencia les proporcionamos, sin estar condicionados por los intereses políticos, económicos o religiosos de los países donantes de fondos u otros grandes financiadores. Para ello, necesitamos independencia financiera, y por eso, la mayor parte de nuestros fondos son privados: en 2016, procedían de las aportaciones de 6,1 millones de socios y colaboradores particulares en todo el mundo, de los cuales 508.450 en España.

En 2016, el 95% de nuestros ingresos mundiales eran de origen privado y el resto correspondía a organismos públicos, como las agencias de ayuda humanitaria de algunos Gobiernos. En este sentido, cabe destacar que, en junio de 2016, MSF anunció su renuncia a los fondos públicos de la UE y sus Estados miembros (incluyendo España), en protesta por su dañina política migratoria.

No tenemos ánimo de lucro: no generamos beneficios para nosotros mismos, y destinamos los fondos recibidos a nuestra misión social –acción médica y testimonio– y a las tareas de administración y captación de recursos necesarias para cumplirla.

Nuestra sólida estructura financiera nos permite lanzar intervenciones de emergencia sin tener que esperar a la movilización de los países donantes o de la sociedad, algo que puede no llegar a ocurrir en el caso de crisis olvidadas. Además, no aceptamos fondos que estén en contradicción con nuestra misión social y nuestro código ético (por ejemplo, de los Gobiernos implicados en un determinado conflicto). Por esta razón, toda financiación pública se examina caso por caso, así como la de fundaciones y empresas que puedan tener intereses en un determinado contexto.

Basamos la captación de fondos en las necesidades que vayamos a cubrir, según nuestras propias evaluaciones directas. Además, respetamos escrupulosamente el deseo de los donantes que deciden asignar su aportación a un proyecto o emergencia específicos; y si por alguna razón no pudiéramos respetarlo, nos comprometemos a pedir autorización a cada donante para destinar esos fondos a otros proyectos. Así ocurrió tras el tsunami de 2004: el desastre movilizó a la sociedad mundial y MSF recibió más fondos de los que iba a ser capaz de gastar como organización de emergencias, por lo que suspendió la recaudación y dio la opción a los donantes de reasignar sus aportaciones a otras crisis o recuperarlas si así lo deseaban.

Nuestras finanzas están sometidas a estrictas supervisiones internas y externas: nuestras cuentas son auditadas y evaluadas por diferentes entidades nacionales e internacionales, y nuestros informes son públicos: somos muy estrictos con la ética del gasto y rendimos cuentas de forma detallada. Este ejercicio constante de evaluación, además de construir nuestra transparencia, nos permite mejorar la pertinencia y calidad de todo lo que hacemos.

Nuestra información financiera está disponible en las Memorias anuales de MSF España e Internacional. Y más abajo puedes acceder directamente a nuestros balances.