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Investigadores barajan usos mágicos y apícolas de los petroglifos de la Serra d’Irta

Melià amb el petroglifo del barranc VolantEl castellonense Vicent Melià cree que la talla sobre la piedra del barranco Volante pudo servir para recoger miel

Dos publicaciones, una comunicación publicada en el Butlletí del Centre d’Estudis del Maestrat (CEM) obra de Norberto Mesado, Cristóbal C. De Carvajal, José L. Viciano, Juan Ramos y Andrés Sánchez y un trabajo del investigador castellonense Vicent Melià coinciden en subrayar el objetivo mágico de los petroglifos hallados en la Serra d’Irta. Alcalà de Xivert, Alcossebre, Santa Magdalena y Peñíscola acogen en su territorio varias de estas representaciones geométricas que los historiadores han ligado a representaciones divinas, constelaciones, ceremonias religiosas, la búsqueda de la buena suerte, fertilidad femenina o plegarias.

El Santa Magdalena en lo alto de una cresta existen varios petroglifos a poca distancia en disposición ramiforme o arboriforme, que recuerdan al diseño de una hoja. Los de la zona de Irta, también en Alcossebre y Peñíscola, se hallan labrados sobre piedra inclinada. Hasta ahora los criterios apuntaban a usos medicinales como la destilación y recolección en la pequeña cubeta de aceite de enebro para usos terapéuticos pero ya el trabajo colectivo publicado por el CEM apunta su vinculación al mágico momento del alumbramiento, al culto de la Dea Mater.

Petroglifos d'Irta (arxiu)Norberto Mesado, Cristóbal C. De Carvajal, José L. Viciano, Juan Ramos y Andrés Sánchez midieron la capacidad del vaso de retener 623 ml. Al no acumularse carbón o ceniza en sus flancos “descartan la idea divulgada recientemente de la destilación del aceite de enebro”. En las inmediaciones hay poblados, murallas, restos cerámicos. En el trabajo publicado en el Butlletí, apuestan por un recipiente para el líquido admiótico del momento de dar a luz la mujer “algo que en el chamanismo y la brujería de la prehistoria debieron jugar un papel importante en un hecho, el parto, que con facilidad llevaba a la muerte”. Albocàsser, Morella, el valle del Cèrvol, Villahermosa o Vistabella son otros municipios castellonenses con estas insculturas en cimas elevadas.

Abejas y apicultores

Por su parte Melià descifra una plegaria ancestral de los antiguos apicultores del Maestrat, en el petroglifo hallado junto al barranco del Volante. “Suplicamos a la gran abeja, a la reina de la colmena, que nos ofrezca un río de miel”, que se depositaría en la cubeta de la parte más baja. Según Melià que el autor o autores de este grabado sobre piedra no buscaban un efecto ornamental, sino más bien, lo que pretendían es que éste tuviera una utilización práctica. El hecho de estar tallado sobre una roca lisa refuerza la idea de que el objetivo de este petroglifo era recoger un preciado líquido o una valiosa sustancia.

Resultó decisivo para la búsqueda del significado de este grabado sobre piedra, “la inconsciente idea de introducirme en las cuevas próximas a este grabado”. Estas peligrosas cuevas se encuentran aproximadamente a 300 metros del petroglifo en una zona de abrigo del barranco, donde halló una decena de pedazos de corcho pertenecientes a antiguas colmenas. Estas pruebas certificaban que esta cueva del Barranco Volante era la morada de antiguos apicultores. “Estos trozos de colmena eran el testimonio de que estaba en una cueva de un clan dedicado a la recolección de miel”, explica. Posteriormente trató de reconstruir la colmena y vio una marca en forma de uve “que en todas las culturas significa animal volador”. Este mismo signo en forma de “uve”, es el que puede observarse enmarcado en el centro del círculo del petroglifo, según intuye Melià.

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