Desde las dos de la tarde, el secretario general del comité directivo estatal del Partido Acción Nacional (PAN), Rómulo Campuzano González, se apersonó a documentar su vuelo en la ventanilla de Aeroméxico, en el aeropuerto internacional “General Guadalupe Victoria”.
Comenzaba la tarde y el temporal anunciaba lluvia. El dirigente efectuaría algunas diligencias en el PAN en la Ciudad de México. Jamás imaginó lo que le deparaba el destino.
Minutos más tarde la nave que lo transportaba a él, junto con 102 personas más, se precipitó a piso cuando apenas comenzaba a tomar altura.
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El exsenador de la República, narra cómo en primera instancia, la tripulación advirtió de las dificultades, y en instantes sobreviniera el percance. El avión Embraer 190, no alcanzó a despegar, “hizo dos patitos” y salió de la pista, para tomar el matorral, arbustos, huizaches y mezquites fueron arrollados por la mole de acero que llevaba más de cien personas a bordo.
Aunque dice estar adolorido, está contento por estar vivo, junto con todos los pasajeros y tripulación del vuelo AM 2431 de Aeroméxico. Afirma que se trató de un acto en el que se conjugaron diversos factores que resultaron definitivos para que nadie muriera.
En primera instancia destacó la pericia del piloto de la nave, como aspecto importante para poder contar lo sucedido. “Dios nos lo puso ahí”, expone emotivo.
El panista duranguense explicó que los sacaron del avión en llamas “la nave había tomado vuelo, pero luego de ruidos estruendosos se precipita a tierra, fue un golpazo brutal, indescriptible y doloroso físicamente”.
Celebra que le tocó una azafata muy capaz, que desde el inicio de la crisis estuvo orientando. Recomendó, cuando se había anunciado ya por altavoz la aproximación del impacto, colocarse en posición fetal de acuerdo a los protocolos conocidos. Así lo hicieron.
Tras los “patitos”, es decir, las dos veces que golpeó la nave con el suelo, y luego la avalancha sobre la breña, fue entonces cuando la pesada unidad se detuvo. Para este momento ambas alas ya estaban en llamas, grandes lenguas de fuego se desprendían de estas, que son los depósitos de combustible.
Por lo que de forma ágil, la azafata abrió la puerta y ordenó a los pasajeros salir de inmediato.
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Campuzano logró zafar su cinturón de seguridad, aunque la persona de al lado no. Se veía lastimada e impedida para librarse del dispositivo. Entonces, le ayudó para desactivar el cinto y salir.
Rómulo recuerda cómo al voltear hacia atrás de la nave, solamente fue visible una nube de humo blanco. Perdió toda visibilidad.
Atendió entonces la recomendación de la aeromoza, para retirarse del punto crítico lo más rápido posible.
En la entrevista, el dirigente panista describe elocuente, la forma en la que tanto tripulación, como pasajeros, de manera impresionante y haciendo su mejor esfuerzo, se pusieron a salvo “y es lo que ahora estamos festejando, que estamos vivos, tras un suceso milagroso”.
Para todos fue como volver a nacer pues señala que en un accidente aéreo, ordinariamente las posibilidades de sobrevivir son mínimas y sin embargo, “estamos vivos gracias a Dios”.
Interrogado sobre lo que pasó por su mente en los instantes más difíciles, asevera que al escuchar por altavoz el anuncio de la colisión, “lo único que pensé es que nos íbamos a morir”.
Luego, cuando la azafata abre la puerta y observa tierra, un mezquite, arbustos, el siguiente pensamiento fue “ya la libramos”.
Una vez alejado del peligro, y tras pasar un pequeño cerro, comenzó de nuevo la lluvia intensa; “cae un chubasco, lo que ayudó, yo creo, para aminorar el fuego y que diera un poquito más de tiempo para que el resto de la gente pudiera salir de la nave”.
Lo último de lo que tuvo conocimiento es que en cuestión de unos minutos, los 103 pasajeros estaban afuera del avión y alejados del peligro.
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A la vez, subraya que los bomberos tanto del propio Aeropuerto, como la gente de la Dirección Municipal de Protección Civil (DMPC), llegaron al sitio con mucha rapidez y actuaron.
Luego, junto con uno de los tripulantes, se condujo por un camino paralelo a la pista, hacia las salas del aeropuerto, donde fueron atendidos y luego trasladados a un nosocomio para la revisión médica.
En esta parte, detalla cómo una enfermera de Guadalupe Victoria, prácticamente le cayó del cielo”, por alguna circunstancia no precisa, apareció en la escena ya dentro de las instalaciones del edificio principal del aeródromo y comenzó a auxiliarlos “luego, mi ángel de la guarda siguió conmigo, porque al llegar al hospital 450, nos recibió el secretario de Salud, Sergio González, quien ya estaba en espera para recibir los heridos”.
“No tengo más que darle gracias a Dios y a toda la gente que participó para hacer posible que estamos hoy de festejo y todos vivos”, recalcó Campuzano González, quien habla de Protección Civil estatal y municipal, de la Décima Zona Militar, Seguridad Pública Municipal, de los hospitales públicos y privados, “que con un gran sentido humano, con atingencia y profesionalismo, hicieron su trabajo para que los 103 estemos vivos, entre éstos, muchos niños”.
Ya para concluir la charla, el secretario general del PAN, se dice lastimado de una costilla, de la cadera, de las vertebras lumbares y cervicales, pero bajo control, “bendito Dios estoy bien y espero estar recuperado totalmente muy pronto, seguir mi vida con mi familia, disfrutando”.
Aseguró que hay Rómulo Campuzano en el PAN “y espero que por muchos años”.