Este lunes será un día especial para la selección catalana de fútbol. Hoy el combinado autonómico volverá a jugar un partido 'internacional'. El cuadro entrenador por Gerard López se medirá a Cabo Verde con novedades importantes en la convocatoria. Hombres como Xavi, Puyol o Valdés serán baja por lesión o motivos técnicos.
Otros jugadores no faltarán a la cita. Una cita en la que a lo largo de la historia, ha habido futbolistas que se han enfundado la zamarra catalana y que, en realidad, no habían nacido en Cataluña. Porque para jugar con la 'selecció' no es necesario haber nacido catalán. Ni si quiere español.
Cuando el combinado autonómico trató de adquirir cierto grado de normalidad normativa, allá por 1990, se instauró una norma que permitía a algunos jugadores no nacidos en territorio catalán jugar con este combinado.
Simplemente debían haber vivido durante más de diez años en esta Comunidad Autónoma para poder ser llamados a unos partidos que, con todo, siguen sin tener carácter oficial. Sea como fuere, y pese a ello, esta excepción a la norma no ha sido explotada en demasía por muchos jugadores.
Sin embargo, cuatro de ellos la han usado de forma más o menos sorprendente. Dos de ellos son españoles. Los otros, extranjeros.
Así, Andrés Iniesta (nacido en Fuentealbilla, Albacete) y Pepe Reina (nacido en Madrid) son los dos jugadores más famosos que, sin ser catalanes, han jugado con Cataluña. El primero de ellos, autor del gol que le dio a España su único Mundial, lo hizo en 2004. Hay que recordar que Iniesta se define a sí mismo como español y catalán.
En el caso de Pepe Reina, su oportunidad llegó en 2000. Reina se formó como futbolista en la cantera del Barça
Excepciones internacionales
Pero es que a estas dos excepciones hay que añadir otras dos anteriores a la citada norma para abrir la puerta al combinado catalán a jugadores nacidos en otros territorios. Son Johan Cruyff y Hristo Stoichkov.
El primero jugó en 1976 cuando la selección catalana no era, en realidad, un equipo con aspiraciones nacionalistas, sino un mero combinado de jugadores de Cataluña. Entre los citados aquel día también estaba Neeskens, otro jugador holandés.
Más tarde, en 1990, Stoichkov también jugó con la selección catalana. En aquel partido el combinado nacional volvía a jugar tras 14 años de parón (el último encuentro había sido precisamente aquel que disputó Cruyff ante la URSS) y su rival fue el Sabadell. El encuentro sirvió para recaudar fondos a favor de las víctimas de ETA.
Fue siete años después, desde 1997, cuando este partido de Navidad adquirió su dimensión actual, la de un choque celebrado todos los años con el deseo de ser una suerte de reivindicación para que Cataluña, algún día, tuviera sus propias selecciones que pudieran competir en torneos internacionales.